miércoles, 9 de enero de 2013

tipos de caramelos

estos son barios caramelos que hay


los bastones de caramelo 


las gomitas


y los chupetes



martes, 8 de enero de 2013

Es al día de hoy que todavía me acuerdo de aquella historia que llegó a mis manos a través de cartón viejo, con remaches de cobre. Lo había robado de la biblioteca de la escuela; nunca supe que fue lo que me llevó a hurtar el libro, pero fue un impulso, impulso que me perturbó y me compungió varios días, y numerosas noches. Como si brillara por dentro, mis ojos fueron absorbidos por esa luz y la mano, incontrolable, se hacía con el libro entre sus dedos; índice, mayor y anular; luego el pulgar, salteando al meñique. Ni lo miré, lo guardé en la mochila y me fui rápido para mi casa, a unas pocas cuadras de ahí.
Lo saqué del morral, pero esta vez el brillo no se encontraba más; ese pedazo de sol que antes había visto dentro se había extinto. Solo había dos posibilidades, pensé, y ninguna de las dos era del todo lógica. Tenía que haber una tercera; pero el mismo nerviosismo producido por no poder pensar, me impedía relacionar más de dos o tres ideas. Era un círculo vicioso.
“Tal vez la primera página tenga la respuesta.”, y me apresuré a abrir la dura y meticulosa encuadernación que poseía, la misma poseía más de tres sistemas de sujeción. A pesar de ser un chico bastante mañoso, quebrar los sistemas de seguridad me fue bastante complicado; entre el cuero viejo, el metal oxidado y mis manos sudadas cada intento parecía inútil, y cada pequeño logro, era un paso más hacia la locura, hacia la crisis, hacia la deserción. Luego de una ardua lucha, opté por dejarlo ahí, tal vez a la noche lo reintentaría.
La ducha fue un excelente momento para acariciar las ideas, que habían estado muy alteradas durante los últimos minutos, y poder poner las cosas en orden. Había algo que yo estaba seguro: loco, no estaba.
Mientras me envolvía en la toalla, me di cuenta que mis manos estaban demasiado rugosas, ásperas, y algo despellejadas. No podía entender que pasaba con ese libro. Tal vez era sólo mi imaginación, mi conciencia diciéndome que devuelva el libro robado. Anhelaba que fuera mi conciencia.
Todo me perturbaba; veía el libro en todas las esquinas de mi habitación: oscuro, apagado, insípido; y aun así tan deseado. A medida que me vestía caminaba alrededor de él, pues si me quedaba quieto lo sentía moverse alrededor mío. Era ese texto maldito; ese relato de muertos, de fantasmas, demonios y vampiros que se habían inmiscuido en mi razón.
Descarté esa teoría, aún no lo había leído y supuse que no merecía ser prejuzgado. Me senté suavemente en la cama, absorto en esa tapa de aspecto desvencijado, mientras mis pensamientos atravesaban mi mente sin intención de asentarse. Inhalé; sentí fluir el aire por mis pulmones, lo dejé salir lentamente. Repetí el proceso. Percibí los pulsos nerviosos que iban desde mis ojos hasta mi lóbulo occipital; los cerré. Sentí la luz, esa estrella, que se encontraba en el libro, brillaba con más fuerza que antes. No quise abrir los ojos, pero sabía que el fuego había vuelto; tenía miedo de abrir los ojos y que desapareciese otra vez. Aproveché estos instantes para intentar dilucidar la intriga que me generaba este ejemplar. Casi como una partida de tetris, las ideas empezaron a acumularse en mi ingenio hasta el agobio.
Con la fuerza de voluntad acumulada, descubrí las pupilas y solo quedó frente a mí un fulgor. Era mucho más brillante que los faros de un auto, que un incendio, que el sol; y aun así no me encandilaba. La tomé con mis manos y reconocí la textura del cartón y quebré los seguros. Leí la primera página. Allí, escrito en letra gótica y con pluma de tinta se leía el título del relato: “Malleus Maleficarum”

jueves, 3 de enero de 2013

TRRUCOS PARA HACER CARAMELO EN EL MICROONDAS

Truco para hacer caramelo en el microondas

El caramelo para poner en el fondo de los flanes y demás preparaciones que lo exigen como ciertos puddings y bavarois, se puede hacer en el microondas pues es donde se elabora más cómoda y rápidamente, salvo que queramos hacerlo en una flanera o molde metálico.
Pero así como en el fuego el molde suele ponerse directamente al calor con el azúcar dentro y se va girando para que el calor se vaya repartiendo por igual y el caramelo se vaya haciendo también por igual, sin quemarse por ningún sitio, en el microondas el procedimiento es distinto.
1. Para caramelizar un molde en el microondas no se puede volcar solamente azúcar en un recipiente y meterlo sin más en el microondas porque las moléculas de azúcar absorben con mucha rapidez las ondas electromagnéticas que produce este aparato y el azúcar se quemaría muy rápidamente formando unas costras negras y durísimas que amargarían.
2. Para obtener el caramelo transparente clásico de siempre necesariamente hay que mojar con agua todo el azúcar del molde, la cantidad que sea, y pasar primero por las diferentes fases de almíbar, almíbar clarito, a punto de hebra floja, a punto de hebra espesa, bola blanda, bola dura… hasta llegar a la fase de caramelo y, si nos pasásemos de cocción, el azúcar se quemaría y habría que tirarlo.
No hace falta añadir mucha agua, tan solo un poquito, justo la suficiente para que las 3 o 4 cucharadas de azúcar que hayamos volcado en el molde queden simplemente mojadas, no encharcadas. Si echáis demasiada agua tardaréis más tiempo en conseguir el caramelo puesto que esta agua de más se tendrá que evaporar.
3. Introducir el molde con el azúcar “mojado” en el microondas a potencia máxima. A los pocos segundos sacarlo y ver si ya todo el azúcar que estaba sólido, aunque mojado, se ha solubilizado del todo y ya no está “turbio” sino transparente y parece un jarabe.
4. Volverlo a meter en el microondas a potencia máxima pero observando con especial cuidado lo que va pasando. Este “jarabe” empieza a cocer y va espesando a medida que el agua se va evaporando, como os explicaba en el punto 2.
5. En cuanto empiece a tomar un bonito color ambarino, todavía no demasiado oscuro, sacarlo del microondas porque fuera del aparato durante el período de reposo se va a oscurecer más y ya sabéis que el caramelo con demasiado color amarga.
6.  Esperar a que se enfríe con lo que se volverá sólido, y entonces volcar encima la preparación que vayamos a cuajar, que también se puede hacer en el microondas, flan, pudding…
Este caramelo sólido se puede hacer en cualquier molde apto para microondas, cerámica, vidrio… pero nunca en los recipientes de plástico normal, aunque sean aptos para el microondas porque el caramelo adquiere una temperatura elevadísima que los fundiría.
Si el flan o el pudding se van a cocinar totalmente en el microondas es preferible usar flaneras pequeñas individuales en lugar de un molde grande porque la cocción es mejor y más uniforme. Las flaneritas deben ser preferentemente de vidrio, o de silicona de calidad que son las que he probado y no se queman en absoluto a pesar de la temperatura tan alta que coge el caramelo. Si son de marca desconocida… yo no me arriesgaría.
Si aun así, por el motivo que sea preferís elaborar un solo flan grande, escoger entonces un molde de vidrio de los que tienen en el centro un espacio libre, como un agujero y que se llaman moldes en forma de anillo o moldes de bavarois ya que el cuajado es mejor que en un molde redondo corriente.
Próximamente veremos cómo hacer también en el microondas caramelo líquido para guardar en un frasco y tenerlo siempre a mano en la despensa.
                                                                  CARAMELO LIQUIDO
  1. Por cada 25 gramos de azúcar hay que echar 1 cucharada de agua fría. Para que el caramelo quede más líquido y pueda extenderse mejor, un buen truco es agregar un chorrito de zumo de limón al agua.
  2. Utilizar una cazuela baja (o una sartén antiadherente) con el azúcar y el agua y hay que llevarla a ebullición lentamente. Pasará de un espeso "jarabe" a ir adquiriendo una tonalidad oscura.
  3. En el momento que tengamos el caramelo oscuro debemos mover la cazuela -sin utilizar espátula- suavemente para esparcirlo por aquellas partes donde el azúcar no ha desecho todavía.
  4. Cuando el caramelo adquiera el color deseado (nunca negro, rubio- dorado - oscuro, de lo contrario será demasiado amargo) , quitarlo y utilizarlo inmediatamente, antes de que se endurezca.
  5. Si se endurece, un truco para recuperalo es agregar una cucharada de agua y volver a llevar la mezcla a ebullición suave.
Historia del caramelo
Nacen a raíz de la necesidad del hombre por encontrar un alimento ligero que sirviese de sustento para sus largos viajes, algo pequeño, ligero pero que además le produjese energía. También está íntimamente ligado al descubrimiento de lo dulce y sobre todo de la miel, los primeros dulces, fueron creados con pulpa de fruta, cereales y miel.
Ya en tiempos de Noe, los viajeros preparaban una pasta dulce y jugosa con pulpa de fruta y cereales pulverizados, incluso los antiguos egipcios preparaban sus caramelos mezclando miel y fruta, y moldeándolos de muy diversas formas. Pero es de la India de donde procede el descubrimiento de usar azúcar para elaborarlos, allí se produjo por primera vez azúcar sólido.
Antes de que se empleara el azúcar, ya se hacían dulces a base de otras sustancias, como la miel, el jengibre o el regaliz.
Pero llegamos al siglo XIX, cuando en Estados Unidos se comenzó con la producción industrial del caramelo, lo que abarató los precios, acercándolos a todos los estratos y bolsillos de la sociedad.
Fue ya en 1850 cuando Estados Unidos comenzó con la producción industrial de caramelos, pero en España, no se aplicó hasta 1930.
De donde proviene la palabra CARMELO??
El nombre de caramelo procede de los antiguos romanos, y del descubrimiento de la caña de azúcar, también llamada ³caña de miel´ y que en latín la denominaban ³canna melis´ y que finalmente dará lugar a la palabra ³caramelo´. Con la caña de miel se desarrollaron nuevas y mejores técnicas de repostería, el problema fue que durante siglos fue un producto de lujo no alcanzable por cualquiera ya que durante decenios era considerado uno de los más exquisitos artículos de lujo.
Eso mismo seguimos pensando en papabubble porque para nosotros, un caramelo es como una joya!